Tengo pesadez en el alma. El fin de semana empezo medio mal. Sabes que me asusto de tantas cosas, que a veces dudo de mi. Sin embargo, tus mensajes me hicieron sonreir, aunque estaba muy pasada de copas.
Ahora no puedo sonreir. Me siento cansada, perdida, confundida. No entiendo porque pasan tantas tragedias. Mi pobre amigo.
Me haces falta. Me hacen falta tus brazos y tu voz.